El Descanso (activo o pasivo) resulta positivo para la “regeneración del organismo” y los beneficios que éste reporta a “nivel fisiológico” son innumerables, sin embargo, durante el Descanso, no solo debemos trabajamos los aspectos técnicos deportivos sino también los “recursos psicológicos”, en primer lugar se deben reforzar los que ya disponemos, y adquirir y dominar otros nuevos, al objeto de afrontar de manera “preventiva” “cualquier circunstancia potencialmente estresante” que se presente a lo largo de la temporada atendiendo siempre a la demanda personal inicialmente planteada por el deportista.
El descanso también puede aportar efectos beneficiosos en el “plano psicológico”, sobre todo, si se emplean las “estrategias psicológicas” adecuadas que ofrece la “Psicología Deportiva” como pueden ser
- Fomentar y fortalecer el “apoyo emocional”: disminuye el riesgo de vulnerabilidad, que supone la “sobre-exposición” continua a múltiples “estímulos estresores deportivos y extradeportivos” causantes de la elevada “ansiedad” del deportista.
- Planificación de “actividades placenteras”: como pueden ser la práctica de otros deportes diferentes cuyo ejercicio suponga, por un lado “desconectar” de cualquier factor estresor deportivo y extradeportivo, y por otro lado, el de mantener de manera lúdica su “estado de forma óptimo”.
- Practicar “técnicas de relajación”: como la “respiración” que ayuda a reducir el “nivel de estrés” acumulado a lo largo de la temporada. Reduciendo el “nivel de arousal fisiológico” y centrando los estímulos de interés relacionados con la práctica misma de esta actividad.
- Posponer durante este periodo el establecimiento de “objetivos deportivos” (físicos, técnicos, tácticos-estratégicos) a corto y medio plazo para la próxima temporada pues ahora la “meta principal” del deportista debe ser la de disfrutar de un merecido descanso.
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