RECURSOS PSICOLÓGICOS DE AFRONTAMIENTO COMO BOTIQUÍN DE PRIMEROS AUXILIOS

 


Quien siga habitualmente mis publicaciones en mi página profesional de Facebook sobre orientación psicológica deportiva, se habrá percatado de la importancia que doy como psicólogo deportivo al hecho de que todo deportista o competidor tenga como parte de su repertorio conductual (técnico, físico y táctico-estratégico) una serie estrategias psicológicas, las cuales le permitan afrontar de manera adaptativa no solo las diversas situaciones del entrenamiento sino también aquellas presentes en una competición, que por su especial significado o relevancia, son interpretadas por el deportista como situaciones potencialmente estresantes.

Para lograr tal objetivo las habilidades psicológicas, al igual que sucede con la práctica deportiva de otras conductas, como puede ser por ejemplo cualquier gesto técnico, necesitan de un entrenamiento previo, el cual haga posible, primero su adecuada adquisición y luego, más tarde, su correcta aplicación durante los diferentes momentos de una competencia, reflejada esta última fase del proceso de condicionamiento, en su perfecto dominio e interiorización de la mismas. Todo ello supervisado bajo la atenta mirada de un experto psicólogo deportivo.

El empleo de tales estrategias requiere un análisis previo del problema, en orden a identificar de manera específica la demanda del deportista. Solo de este modo será posible aplicar el tratamiento más adecuado para solucionar dicha problemática, una vez delimitada ésta última, daremos paso como he mencionado anteriormente a la elección y puesta en práctica de aquellas técnicas psicológicas que por su avalada eficacia terapéutica se han demostrado eficientes a la hora de abordar tal demanda, constituyendo, si se me permite el símil, nuestro kit de primeros auxilios (vendas, esparadrapo, tijeras, tiritas), el cual será integrado junto al plan deportivo desarrollado por el técnico o entrenador para la temporada.

Recursos psicológicos de afrontamiento que se desplegaran en función de las circunstancias planteada como potencialmente amenazantes durante la competición, haciendo que el deportista-competidor sea más resolutivo a la hora de afrontar tales situaciones, logrando con ello, el pleno rendimiento deportivo en forma de consecución de los objetivos de realización (efectuar el gesto técnico deseado) y resultado (lograr una determinada medalla o mejorar cierta marca personal). Sin olvidar claro está, optimizar también como fin último su funcionamiento personal.

Un ejemplo de ello, son el empleo de las técnicas de relajación como la respiración, utilizadas para regular al nivel óptimo de activación fisiológica (arousal) cuando se presente durante la competencia, ciertas situaciones potencialmente estresantes, haciendo posible tal manejo que el foco atencional (interno y reducido) se desplace hacia la conducta de interés (y no hacia estímulos irrelevantes como pueden las respuestas propioceptivas de estrés) que no es otra que la de lograr los objetivos arriba citados.

 






Publicar un comentario

0 Comentarios