El proceso digestivo es largo, e implica a muchos órganos (estómago, hígado, páncreas, intestinos…) que necesitan de un aporte extra de sangre, para que la digestión se lleve a cabo de manera adecuada.
Por eso, después de comer, sobre todo si la comida ha sido copiosa, te entra pereza y sueño. Porque tu cuerpo está ocupado en la digestión.
Si sales a correr en medio de este proceso, aumentas la necesidad de oxigenación y por tanto de irrigación de sangre en los músculos de las piernas, por lo que puede pasar que la digestión se haga más lenta, o se interrumpa, produciendo dolor de estómago, e incluso vómitos.
Los deportistas que realizan pruebas de larga duración, o alta intensidad, como una maratón, por ejemplo, necesitan comer durante la práctica del ejercicio, para mantener las reservas de energía. Muchos de los problemas digestivos que sufren estos deportistas están relacionados con los alimentos que ingieren en esos momentos, por lo que es muy importante que lo que vayas a tomar, lo hayas probado antes. Si no, es muy posible que te siente mal y termines abandonando la prueba.
Los síntomas gástricos más habituales durante el ejercicio, son:
*Náuseas, o sensación de malestar. Causadas por el movimiento.
*Gases, tanto eructos como flatulencias, sobre todo si se han tomado alimentos proteicos y con fibra.
*Reflujo (sensación de que la comida vuelve a la boca). Es un síntoma común en casi un 60% de los deportistas son más habituales en deportes anaeróbicos como la carrera.
*Ardor de estómago o pinchazos en el abdomen, por la falta de riego.
*Vómitos, por el efecto mecánico.
*Diarrea aguda. No suele ser grave y está relacionada con prácticas de larga duración. Revierte sola pero puede limitar el rendimiento.
*Hemorragia digestiva. Podría ser causada por falta de irrigación en el tracto digestivo, más frecuentemente en ámbitos muy calurosos y con deshidratación, y si bien suele ser transitoria, precisa de un estudio de los niveles de hierro.
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